Las empresas recuperadas, gestionadas por sus trabajadores, están al límite de la subsistencia. Demandan que el Gobierno las incluya en las medidas de salvataje anunciadas para las pequeñas y medianas empresas, y ser consideradas parte de la cadena productiva.
Son alrededor de 400 cooperativas de trabajo y emplea a unas 15 mil personas. Venían golpeadas luego de cuatro años de macrismo con una política económica que las asfixiaba a fuerza de tarifazos y caída del consumo interno, y ahora la crisis desatada por el impacto del coronavirus deja a muchas empresas al borde de la extinción.
Además de generarse una salida laboral, mantienen una solidaridad social activa. Algunas lograron reconvertir su producción en insumos para para el sistema de salud sin especulaciones “miserables” con los precios y plazos de entrega, en una actitud que se contrapone a la de los grandes empresarios del país que anunciaron despidos, suspensiones y ya pagan sueldos en cuotas.
Pero en este contexto difícil, algunos sectores del cooperativismo están fundidos. Los más afectados son: textil, gastronomía, hotelería y producción de alimentos.
“Estamos peor que en el 2001, hoy no tenemos un peso pero además estamos tapados de deudas”, advierte que Federico Tonarelli, presidente de la Federación Argentina de Cooperativas de Trabajadores y autogestionados (FACTA) y vicepresidente de la Cooperativa Hotel Bauen, en diálogo con El Destape.
El reclamo es concreto. “Planteamos que nos den créditos a todas las cooperativas de trabajo, equivalentes a la facturación mensual promedio, con tasa subsidiada. Lo necesitamos para arrancar después de casi un mes sin un peso”, dice Tonarelli. “Estamos sin capital de trabajo porque tenemos facturación cero, estamos todas cerradas y acumulando deudas, cheques rechazados, alquileres que no pagamos”.
Piden que se incorpore taxativamente a la figura de cooperativas de trabajo a todas las resoluciones y decretos que se promueven para las pymes, ya que si no están específicamente enunciados en el texto, no somos beneficiarios. “Hay asistencia financiera para micro, pequeñas y medianas empresas, deben agregar a las cooperativas de trabajo”, indica el presidente de FACTA, y argumenta que “tenemos cooperativas que en volumen de facturación y cantidad de trabajadores superan, en muchos casos, a las pymes. Somos tan o más grandes. Necesitamos la misma asistencia”.
El paquete de anuncios del Gobierno nacional para amortiguar el impacto de la crisis incluye beneficios para el sector, pero los consideran “insuficientes”.
Se estableció el congelamiento del pago de alquileres, la prórroga de contratos y la prohibición de desalojos hasta el 30 de septiembre, mantiene la incertidumbre de cómo harán para pagarlo cuando finalice la vigencia del decreto; los créditos al 24% anual con 4 meses de gracia y devolución en 12 cuotas resultan de difícil acceso para la mayoría de las cooperativas; los $10.000 del Ingreso Familiar de Emergencia deja afuera a muchos cooperativistas; y la “línea 1” de $6.500 por asociado son “un despropósito”, según el análisis del presidente de la Federación Argentina de Cooperativas de Trabajadores y autogestionados. “Demasiado poco como para estar tranquilos”.
¿Las cooperativas forman parte de la cadena productiva? “Hay un prejuicio. No se termina de entender que son un eslabón más. Generan trabajo, reinvierten en el mercado interno, no fugan, no despiden. Hay como una falta de internalización acerca de que el cooperativismo de trabajo, que produce bienes y servicios, es claramente un sector productivo. Se lo piensa en medidas de asistencia social en vez del carácter productivo”, dice Federico Tonarelli.
La respuesta del Estado
Desde que llegó Alberto Fernández a la presidencia, las empresas recuperadas ganaron terreno en el Estado junto a las organizaciones sociales y en estrecha relación con la economía popular.
El ministerio de Desarrollo Social incorporó en la gestión de Daniel Arroyo, y bajo el mando de Emilio Pérsico en la Secretaría de Economía Social, una Dirección de Empresas Recuperadas. Eduardo Murúa es el director desde diciembre, un referente con más de 20 años de lucha en la autogestión, trabajador de la metalúrgica y centro cultural IMPA en el barrio porteño de Almagro.
En diálogo con El Destape, el “Vasco” Murúa considera “totalmente imprudente que el Gobierno incorpore a las empresas recuperadas en la misma línea de crédito que las pymes. Es innecesario e improductivo”. Y argumenta que “por más que nos pongan ahí, después no vamos a poder acceder a ese crédito por la propia lógica de los bancos”.
Mientras tanto trabajan en que “se genere rápidamente un fondo para la recomposición del capital de trabajo”, uno de los puntos centrales del reclamo de las cooperativas.
Para morigerar el impacto del parate económico, Murúa asegura que se trabajó para acompañar a quienes no tenían ni Salario Social Complementario ni REPRO (Programa de Recuperación Productiva), para que cobren el Ingreso Familiar de Emergencia de 10 mil pesos.
Sobre la posibilidad de incorporar a las empresas autogestionadas en la misma línea de créditos disponibles para las pymes, “desde la secretaría de Economía Social estamos pidiendo una política más acorde al sector. Las pymes han conseguido que los bancos activen una línea de crédito, pero muchas no van a acceder por la burocracia que piden los bancos”
El director de Empresas Recuperadas, conocedor de la realidad del sector, recuerda que “ya veníamos de una situación muy difícil, los cuatro años de macrismo nos dejaron en una situación muy débil a las empresas recuperadas, igual que a las pymes”.
Murúa destaca que trabajan sobre la emergencia y que el Estado ha reconocido al sector y plantea a futuro los objetivos de su gestión. “Estamos trabajando no solo desde lo económico sino desde lo legal. Trabajamos para ordenar el registro de empresas recuperadas, cómo las ponemos en función para ser proveedoras del Estado, tener una ley que acompañe la recuperación de empresas, todo lo necesario para que el sector sea reconocido por el Estado”.
La solidaridad de las cooperativas en plena crisis
La autogestión de los trabajadores y trabajadoras de las fábricas recuperadas se puso al servicio de la sociedad y destinan la producción de materiales e insumos necesarios para fortalecer la lucha contra el avance de la pandemia en la Argentina.
Producen barbijos, mascarillas, overoles, cofias, alcohol en gel y desinfectantes. Hoteles como el BAUEN se ponen a disposición para las personas en situación de calle.
En diálogo con El Destape Radio, tres de esas cooperativas explicaron las razones. “Buscamos estar a la altura”, dice Francisco Martínez, director de Textiles de Pigüé. Laura Arévalo, de Madygraf, destaca que “creemos en la solidaridad para afrontar la crisis”. En la misma línea, Bruno di Mauro, de Farmacoop (ex Roux-Ocefa), el primer laboratorio farmacéutico recuperado en el mundo, dijo que “estamos para ponernos a disposición del Estado en esta crisis”, y ofrecieron la producción de alcohol en gel a precios populares.