- La jugadora de tenis de mesa adaptado de nuestra provincia, ya palpita lo que será su debut en Tokio.
Si hace siete años atrás le decían a Verónica Blanco que iba a ser medallista Parapanamericana y que disputaría un Juego Paralímpico, quizás su reacción hubiese sido de absoluta incredulidad. Es que en ese tiempo, comenzó a practicar el deporte por una sugerencia de profesionales de la salud para mejorar su rehabilitación. Allí, inició su vínculo con el tenis de mesa y lo que comenzó como un momento de recreación se fue transformando en un proyecto deportivo.
Sus desempeños individuales y en equipo le permitieron ser parte de la delegación Argentina que representó al país en los Juegos Parapanamericanos de Lima 2019, en donde conquistó la medalla de bronce. Uno de sus logros deportivos más importantes hasta el día de hoy.
En el horizonte cercano, asoma Tokio y Blanco está viviendo el presente con las sensaciones a flor de piel: “Estoy emocionada, muy contenta y disfrutando este momento que ya llegó. Pienso que va ser algo similar a los Juegos Parapanamericanos pero mucho más grande. Lo pienso disfrutar, jugar tranquila porque es algo único y no sé si voy a tener otra experiencia así”.
Sobre su designación, la tenismesista de Río Cuarto contó: “Me llamó Alejandra Gabaglio (entrenadora del equipo nacional) y me comentó que estaba la posibilidad de jugar en equipo en Tokio con Coty Garrone. Obviamente, le dije que sí y días más tarde llegó la confirmación”.
El esfuerzo y la constancia en el entrenamiento la llevaron a convertirse en una gran deportista. Con la competencia a pocos días del inicio, Verónica cuenta su rutina de trabajo: “Estoy entrenando doble turno con un plan de entrenamiento que comanda Cecilia Varela, entrenadora del equipo nacional. Y desde el 18 de agosto que arribamos a Japón, intensificamos los entrenamientos con Garrone”.
Para Blanco representar al país es siempre un orgullo y ponerse la camiseta argentina le da una felicidad enorme. Y esto lo logra, también, porque detrás tiene una familia que la apoya y acompaña en cada una de sus competencias, como en el día a día para que ella pueda continuar con la rehabilitación, los entrenamientos y su trabajo. En palabras de la propia cordobesa, el tenis de mesa la ayudó mucho a independizarse, vincularse con gente nueva y conocer problemáticas de otras personas que la ayudaron a crecer, no solamente en el deporte sino en la vida.