El abogado Pablo Romero y la mujer hicieron la presentación contra el padre de una nena de 3 años. Fue hace 14 meses. El resultado de una pericia psicológica, realizada en octubre último a la criatura, sigue pendiente y se demora la causa
La madre de una niña que está a punto de cumplir cuatro años de edad denunció en octubre de 2020 a su expareja y padre de la menor por abuso sexual, y a un año y dos meses de realizarla, todavía espera una resolución clave dentro de la causa. El abogado Pablo Romero, quien representa a la mujer identificada como E.L. para no revelar los datos filiatorios de la niña, detalló que resta un informe pericial clave para el avance de la investigación. Se trata de una evaluación psicológica sobre la niña, que se llevó a cabo en octubre último, y sobre la cual todavía no se conocen resultados.
“Estamos ante un caso de abuso sexual calificado, por ser el agresor el padre de la víctima. Es algo muy grave, que le ha traído muchísimos trastornos a la niña”, explicó Romero.
En el mismo sentido, agregó que la idea de hacer público el caso es el hecho de que “la causa no está teniendo el avance esperado”.
La denuncia se radicó en los Tribunales en el mes de octubre del 2020, y recaló en la Fiscalía de Tercer Turno. Romero aclaró que el problema se dio con la demora de los equipos técnicos de Tribunales, después de la realización de las pericias. A más de dos meses de efectuadas las pruebas diagnósticas, todavía faltan los informes con los resultados.
“Para ser más concreto, esa evaluación había sido ordenada en mayo del año pasado, pero recién se llevó a cabo en octubre de este año. Ahora, ya pasaron dos meses y todavía no tenemos los resultados. Entendemos que en el medio estuvo la pandemia, que obligó en parte al teletrabajo, pero hay cosas que nos superan”, indicó el abogado Pablo Romero.
No obstante, insistió en que el trabajo del fiscal Moine fue “correcto en todo este tiempo, y siempre nos ha dado respuestas”.
A la espera de definiciones
El letrado indicó que la expectativa de la madre de la víctima es que la Justicia determine cuanto antes “si existió o no el hecho de abuso sexual”.
“Entendemos que el abuso existió, y en este sentido acompañamos muchos elementos de prueba, como por ejemplo el testimonio de la psicóloga que atendió a la niña, informes médicos y otros. En base a esto, se deberá resolver después sobre la situación procesal del padre de la víctima, si queda imputado o no”, puntualizó Romero.
Por otro lado, sostuvo que la demora en el accionar de la Justicia genera un perjuicio y riesgos para la niña y también para su madre.
En este sentido, detalló: “Entiendo que este hombre goza del principio de inocencia pero está libre, e incluso habría intentado una acción judicial para poder revincularse con su hija
Y las órdenes de restricción de contacto son cuestiones temporales, que vencen a los cuatro meses y no solucionan el problema de fondo”.
Además, el letrado recordó que se acerca la feria judicial, y quedan menos de diez días hábiles para la Justicia este año. “Si no se resuelve en este lapso, vamos a tener que esperar hasta febrero para tener novedades, y eso es mucho tiempo”, indicó.
“Vivimos un verdadero calvario”
A partir del episodio de abuso que relató la nena que está por cumplir 4 años, ella misma y la familia han sufrido innumerables consecuencias emocionales. Así lo relató a Puntal E.L., la mamá de la niña. Mientras aguardan los resultados de las pericias psicológicas, la mujer explica que durante el año y dos meses que lleva la investigación judicial han vivido “un verdadero calvario”.
“Desde principios de octubre, cuando nos hicieron las pericias, estamos a la espera de resultados, pero no hubo novedades. El papá de mi hija, mientras tanto, sigue en libertad, me escribe, me manda cartas documento en las que me amenaza, diciéndome que no me acerque a su domicilio, que no haga mención al caso y otras cosas más”, indicó E.L.
“Ya va más de un año y dos meses, pero hasta ahora no se han llamado testigos. En este tiempo, mi hija ha estado bajo tratamiento psicológico y ahora la derivaron a un neurólogo. Está por cumplir cuatro años y no puede dejar los pañales, porque necesita laxantes, debido a que de otra manera no puede ir de cuerpo”, relató.
Precisó que el abuso sexual que denunciaron corresponde a un único hecho.
“Mi exmarido fue a visitar a nuestra hija a mi casa. Hacía más de un año que estábamos separados. Yo me había ido al supermercado para hacer unas compras y, cuando volví, la nena lloraba, lloraba, lloraba. Le pregunté qué le pasaba y fue ahí cuando me contó que su papá le había metido el dedo en la cola. No había daño o marca en su cuerpo, pero la psicóloga que la trató me dijo que, con sus tres años, no estaba en condiciones madurativas como para inventar semejante historia”, relató la mujer.
Desde ese día, la nena y su familia empezaron a padecer una cantidad de consecuencias horribles.
“Fue un verdadero calvario para mi hija y para nosotros. Lo primero que notamos es que no quería ver a su padre bajo ningún concepto, algo que se mantiene igual hasta el día de hoy. Le tiene terror. Además, no se despega de mí ni un segundo, no quiere ir de cuerpo, se resiste y se queja constantemente”, indicó E.L.
Finalmente, agregó que, haciendo memoria con la niñera que la cuida, “recordamos que la nena tenía comportamientos extraños cuando todavía no hablaba. Cuando estaba su padre, se golpeaba la cabeza contra la pared. Cuando me separé, dejó de hacerlo, y eso nos hace pensar que esto puede venir desde antes”.