DISCULPE MAESTRO PERO LA PELOTA SÍ SE MANCHA

No seamos obtusos y no neguemos que la pelota sí se mancha. Ya no se define siempre todo dentro del rectángulo verde con las piernas mas fuertes, con la cabeza y el talento, dos arcos y 11 contra 11. Si la pelota se mancha a cada rato. Y no la mancha sólo la deshonra de algunos dirigentes que lo intentan y los árbitros que se dejan, la manchan los hinchas que se alían con los violentos, los jugadores que se mueven por intereses y no por convicción, la manchan los periodistas que mienten o esconden la verdad, la manchan los representantes y los políticos. Perdón “Maestro”, sé que usted es el D10S del fútbol, pero la “pelota sí se mancha”. Pero no se mancha ella. La manchan a la pelota. Pero se mancha al fin. Corremos tras una pelota manchada por personajes especuladores y oportunistas. ¿Cómo podemos asombrarnos aún? ¿Cómo puede ser que nos haya invadido la duda de tal manera que no preguntamos quién juega de “wing”, quien va de “centrofóbal” o arriesgamos quién será el primer cambio cuando el partido esté definido. Nos preguntamos ¿Quién dirige? ¿Quién es el presidente? ¿Qué tal es la barra, es tranquila o es brava? ¿Cómo puede ser? Nosotros los genuinos, queremos fútbol señores, F U T B O L. No negocios, ni negociados. Queremos volver a la cancha. Eso es lo que queremos.

Es tan lindo levantarse el domingo, porque por más que hoy se juegue de lunes a lunes porque rinde ($), el partido es el “domingo”, sentir ese olorcito a cancha. Levantarse. Salir afuera y mirar el cielo. Sonreírse y pensar que “diazo”!!!… Tomar unos mates. Prender la radio. Escuchar a los periodistas que ya están en la cancha haciendo una previa que imaginan sólo para nosotros, porque en la cancha están todavía colgando las redes y pintando las líneas. Pero los escuchas y te imaginas que te vas a quedar sin lugar. Y apuras todo porque ya estás llegando tarde. Y vos estás en un mundo en el que solo importa cantar más fuerte que el resto, sin medir las consecuencias que sufrirá tu garganta. Agarrarte la cabeza cuando lo ves desbordar a ese rapidito que tanto te gusta como juega y decirle al de al lado “este es un fenómeno”. Si ganaron los tuyos volvés con el pecho inflado caminando por el medio de la calle. Si perdieron, todos lo van a notar. Saludo respetuoso al paso de cada conocido, pero sin muchas ganas de conversar. Tempranito a dormir y mañana será otro día.

Eso es dejar correr nuestra vida detrás de una “pelota limpia” Maestro. Pero no es la que usan todos los domingos. Tan contaminado está todo, que se ha manchado. No solo se ha manchado. La pelota “sangra”. Y es por la herida que genera en quienes no podemos ver al fútbol de otra manera que no sea con “honestidad, lealtad y respeto”. Porque por nuestras venas corre fútbol. Porque respiramos fútbol. Como usted nos enseñó Maestro, que entregó sus mejores días para hacernos reír, llorar, emocionar, angustiar, pero nos enseñó que para cambiar el resultado de un partido solo dependía de las dos piernas humanas, la cabeza del más pensante, de la precisión del más concentrado, de una pelota y dos arcos… Dependía de tipos como usted…

Por: JORGE LUIS «TONY» MASSON

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