on muñecos completamente hechos de tela. Coloridos, amigables y muy suavecitos. Simpáticos, divertidos y obviamente inanimados. Pero representan a alguien, a una persona de carne y hueso, con sentimientos, cualidades y personalidad. Y en esa correlación entre lo verídico y lo fantástico, también hay figuras con algún tipo de discapacidad.
Juntos forman una familia de nueve personajes que tienen su igual en la vida real. Es el clan Vasalisa, una marca cordobesa que fabrica muñecos para valorar la diversidad.
Su creadora es Gabriela Cavallone, quien comenzó con este emprendimiento hace más de 10 años, cuando se le ocurrió recrear en una muñeca a Vasalisa, un personaje de la tradición oral que representa la intuición femenina.
Después llegó Pascual, un muñeco varón que ideó para su hijo, porque no encontraba ninguno en el mercado. Luego llegaron otros más, que tenían que ver con amigos, conocidos, con personas reales de carne y hueso.
“Todos tenían alguna característica, como anteojos o color de piel diferente. Pero los hacía de forma natural, sin pensar en hacer juguetes para la diversidad o hablar de diversidad de ante mano”, cuenta Gabriela al recibir a Día a Día en su taller.
Pero ninguno representaba la existencia de personas con algún tipo de discapacidad. Hasta que Emi, la hija de una amiga que nació con síndrome de Down, rompió el molde. “Su mamá me dijo que Vasalisa tenía que tener una muñeca Emilia. Ahí me di cuenta que el alma de este emprendimiento era hablar de diversidad”, explica.
Lejos de esquivar el desafío, Gabriela lo enfrentó. Investigó mucho y buscó ayuda para poder materializar en un juguete los rasgos físicos distintivos de este trastorno. La tarea le llevó más de un año, pero finalmente Vasalisa sumó un nuevo personaje, esta vez diferente, pero tan igual, único y real como los otros.
“No sólo había que lograr los rasgos de este síndrome, sino encontrar la forma correcta de comunicar, desde dónde estábamos diciendo ‘esta es una muñeca con discapacidad intelectual’”, describe la emprendedora.
En esa búsqueda, descubrió la campaña Toy like me (un juguete como yo), que nació en Londres para reclamar la fabricación de muñecos con discapacidades. “La alegría fue enterarme que estábamos en sintonía con una necesidad latente que estaba ahí y que había que cubrir. Ahí empezamos a gestar esto”, agrega.
Rompió el molde
En alguna medida, Emilia pateó el tablero. Las dos lo hicieron, la real y el personaje. Pero la muñeca, probablemente haya sido la responsable de que las reglas del juego cambiaran y alguien, por primera vez, empezara a confeccionar en Córdoba muñecos con alguna discapacidad. Y detrás de ella llegaron más y otros tantos que están por venir.
Sobre la respuesta de la gente, Gabriela asegura que fue muy bien recibida. “Fundamentalmente por parte de la gente que tiene una persona cercana con discapacidad. Dicen que hay alguien que piensa en ellos. Pero, además, entusiasma porque se empieza a hablar de estos temas. Para hablar de diversidad hay que transitar un poco, investigar y conocer de lo que se está hablando para poder comunicar después”, subraya la creadora de Vasalisa.
FUENTE: Día a Día